domingo, 10 de noviembre de 2019

RESTAURANTES KILOMETRO CERO. NARANJAS EN AGOSTO Y UVAS EN ABRIL.



El único kilómetro cero que conozco es el de la Puerta del Sol, si no nos lo cambian de un decretazo.
Si el kilómetro cero, significa 100 o 200 KILÓMETROS alrededor de nuestro restaurante,  me parece poco. Toda la vida el intercambio de alimentos se ha hecho ya no solo entre pueblos de la península ibérica, sino con  Europa incluida. Y sin huella nociva apenas.

Que los restaurantes, se vean abocados a consumir productos únicamente de proximidad para quedar bien, de cara a la galería de la ecosostenibilidad, y a clientes chantajistas, que tratan probablemente de limpiar su mala conciencia. Me perece injusto.

Si bien es verdad que todos debemos unir fuerzas para parar esta deriva global de consumismo masivo. No quiere decir que si se requiere algo de determinada parte del mundo para desarrollar mejor tu trabajo, no lo tengas.

Creo que como todo en esta vida, lo poco agrada y lo mucho... Es malo.
El cambio climático y las tecnologías aplicadas al sector agroalimentario, hace relativamente más fácil que se puedan conseguir, como cantaban danza invisible en los 80. NARANJAS EN AGOSTO Y UVAS EN ABRIL.

Ya.  ¿Y que es del sabor y del olor?.

Porque, no me diréis que estamos esperando todo el año a nuestros tomates, pimientos, peras, cerezas, etc.. que solo duran  un par de meses, para nada.

Lo hacemos por algo muy importante. Las condiciones ideales de cada producto.

Y eso, lo puedo decir de prácticamente todo aquello que comemos.

La temporalidad y el lugar, son fundamentales en cuanto al valor organoléptico de los alimentos. Y aunque debido a ese cambio climático, podamos producir en nuestro país variedades exótica, os garantizo que solo tendrán un parecido a los alimentos que la sabia naturaleza decide que algo, y digo algo por un todo, pueda nacer, desarrollarse y muera en un determinado lugar.

¿Qué sería de América, si los europeos no hubiesen necesitado  las especias para condimentar sus recetas más clásicas, portuguesas, francesas, italianas o españolas?.

Desde entonces y hasta ahora los viajes para conseguir todo aquello que nos gusta y enamora de otros países, han ido creciendo y creciendo. Ese intercambio, de alimentos, ropas, sol, nieve, cultura, incluso el mestizaje por amor entre personas de distintos países, ha convertido este planeta desde mi humilde parecer, en una amalgama maravilla de diversidad.

BIEN. Ese crecimiento tan descontrolado de hoy en día ¿es malo?. Pues claro que sí.

 Pero, es que es realmente difícil decidir.

 ¿Qué hacemos?


RECORTAMOS LOS VIAJES VOCACIONALES, a solo uno al año.
RECORTAMOS LOS VIAJES POR TRABAJO, a un máximo de diez.
RECORTAMOS LOS VIAJES DE INVESTIGACIÓN ESPACIAL, ¿Os parece bien, uno cada cinco años?.
RECORTEMOS LOS VIAJES POR AMOR. -Veamos a nuestras familias, pero sólo en navidad.

Esto es para todos, y de todos. PERO QUE DIFÍCIL, QUE DIFÍCIL.

Entonces a partir de ahora se acabó el cacao, el café, la Chía, las semillas de KIA, jengibre, tés, quínoa, vainilla, canela, el tofu, soja, la burrata y también las mariguanas, y los cannabis.

Y esto es un ejemplo de los vegetales que más se consumen en una casa de clase social media en España.  Pero podíamos seguir con frutas, pescados y carnes, metales y materiales de construcción, que simplemente los utilizamos,  porque los tenemos a mano.

PAÍSES, EMPRESAS, LOBEÉIS. Que complicado.

¿QUIEN LE PONE EL COLLAR AL GATO?

Y no se os ocurra decirme que por algo hay que empezar,  esto no es cuestión de un par de gremios. Y como hablar no cuesta....

Seamos sensatos. Lo podemos hacer mejor, mientras tanto, para mal o para bien.

 Ojalá esté equivocado. Y no quiero ser pesimista, pero esto, NO HAY DIOS QUE LO PARE.

REFLEXIÓN FINAL.

No solo pensemos en lo que importamos del fin del mundo.

¿Qué sería de nuestros pilares gastronómicos si el resto del mundo no nos los demandasen?
Nos comamos nosotros solitos, el Jamón, aceite, queso, vino, azafrán, fruta o vegetales, ¿Y nuestros turistas?.

 ¿O eso sí?. Que si no, de que vamos a vivir.

Mientras tanto, creo yo, si necesitamos para mejorar nuestro servicio, una buena vainilla, un café Keniata o 1 kg de pimienta de Sichuan, que dura un año en un restaurante, la tendremos.
AÚN A RIESGO QUE ALGUIEN SE SIENTA OFENDIDO O DEFRAUDADO.

Y MIENTRAS NO HAGAMOS, DE VERDAD, UNA CRUZADA GLOBAL.

Sorry.


No hay comentarios:

Publicar un comentario