Seguimos en temporada de caza.
El resto del conejo.
Receta clásica donde la haya.
Al igual que en la receta de los lomos de conejo, también nos vamos a preocupar muy mucho, de que guste a la mayoría de la gente que rehúsa por principio la caza y su sabor.
Un muy buen conejo, sano, musculado limpio, y congelado 10 días.
Dos cazuelas, para dos guisos separados.
Primero estofar las alubias de la forma más clásica, una vez hidratadas, todo a la vez, zanahorias, cebollas, puerros, un poco de chorizo y de panceta, pimienta y laurel.
En su momento el ajo arriero.
Fuego lento, una hora y media.
Importante mojar con más agua de lo habitual, porque utilizaremos casi un litro de caldo resultante, para guisar el conejo.
El conejo, salpimentado, enharinado y salteado con ajitos enteros. Retiramos Y Pochamos las verduras clásicas muy picaditas.
Añadimos el conejo, vinito de rueda, y chorrito de vinagre suave, y una vez evaporado, el caldo guardado de estofar las alubias.
Freímos las shitake con medio ajo y reservamos para el último momento.
Sacamos las piezas de conejo necesarias para un comensal, las alubias y las shitake oportunas.
Ahora viene como administramos los sabores.
No es lo mismo el orden de los tres productos a la hora de pasar por sartén, antes de emplatar y servir.
Todo depende,
De qué sabor pretendamos que predomine en el resultado final.
Yo lo tengo claro, primero salteo el conejo escurrido, cuando está la sartén seca, incorporo los shetake, y por último las alubias con su caldo y sus verduras.
Dos minutos a fuego fuerte, que se acoplen los distintos sabores, y bien calentito, a emplatar.
Lo podemos presentar mucho más informal. En plan... A compartir.
Al ataqueeeee.
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